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Accionar juntas

En mi collage están representados distintos aspectos de mi identidad.

A la derecha del collage hay una ciudad y un grupo de mujeres manifestando. Reclaman derechos e igualdad, pero también quieren el goce de la vida. Las flores hacen referencia a eso: queremos pan y también rosas (por el poema Bread and Roses).

En el centro hay una mujer. Hace suyas las palabras y la emoción de otra mujer: juntas somos muralla. Lleva en el cuello el pañuelo verde de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. En su pecho – raíz, hay algunas partes de rostros y el texto Rivera ação (acción en portugués).

El tiempo corre de derecha a izquierda en el collage, representado por la paleta de colores, desde térreos a más brillantes, y por la solidez – compacidad de las figuras que se va perdiendo.

Sobre la mujer hay tres imágenes que representan pensamientos y deseos personales. La preocupación por la incertidumbre del futuro, el deseo de un espacio acogedor, seguro y tranquilo, la necesidad del contacto con la naturaleza y con el aire puro.

A la izquierda de la mujer se representa la lucha de su presente y futuro. Hay una imagen de una manifestación por la educación, otra del movimiento feminista y un puño en alto surgiendo de unos pañuelos naranjas del derecho al aborto en Uruguay.

Arriba a la izquierda hay una flecha – lápiz que señala hacia el futuro, que dice nosotras movemos el mundo.

Mi creación se relaciona con mi identidad en varios aspectos.

En primer lugar me considero una mujer feminista que lucha. Las mujeres del pasado, que lucharon por el derecho al voto, a la educación, a decidir sobre su propio cuerpo, por la libertad sexual, por la igualdad económica y laboral, por una vida libre de violencia, nos preceden y son nuestro marco. Las mujeres del presente luchamos aún, porque para conquistar esos derechos hay que desmontar las estructuras de opresión sobre las mujeres, pero también sobre personas racializadas, disidencias sexuales y de género y oprimidxs por cuestión de clase social y de generación. Me siento parte de ese movimiento. Ser acompañante de abortos (abortera!) hace carne todas estas ideas, es parte de la lucha, acompañando transformamos la realidad. Ser parte de Las Lilas reafirma mi identidad como mujer feminista que lucha.

El segundo aspecto es que soy docente. En mi rol defiendo una educación que nos haga más libres, más críticxs, más reflexivxs, más capaces de generar cambios. Ser acompañante de abortos le da otra perspectiva a mi identidad como docente, porque luchando también estoy educando. Mi actividad pone en cuestión tabúes y creencias muy arraigadas en la sociedad en la que habito y espero que eso invite a mis estudiantes también a cuestionarselas.

El tercer aspecto es mi identidad de fronteriza. Yo soy montevideana, pero también soy fronteriza, por ascendencia y por vivencia. Esta identidad se funde con mi identidad feminista. Llegué a Rivera en 2018, año en el que se creó la Colectiva Feminista de la Frontera, en ese momento maravilloso en el que nacieron tantos colectivos en América Latina, en una marea violeta conmovedora. No me hice feminista en Rivera, pero mi acción militante sí comenzó aquí. Me uní a la Colectiva en 2019 y a Las Lilas en su creación en 2020. En la frontera la realidad es más despiadada, la desigualdad económica es alta, el desarrollo es bajo, las iglesias neopentecostales gobiernan la vida de las personas e influyen en la educación. Sobre ese sustrato, las mujeres de un lado de la línea tienen derechos diferentes a las del otro lado. Ser feminista y fronteriza es ver que la injusticia no es algo abstracto y accionar.