Creo que acompañar es un arte, pero está lejos del arte académico y visto desde la élite que se apropió de las artes. Acompañar es arte porque es comunitario, genera emociones y sentimientos.
Acompañar es una práctica de amor: hacia las otras, hacia todas. Pensar que acompañamos a quienes tenemos al frente (o a través del teléfono), que por sí misma es red conformada por el cariño de otras personas. Que nos acompañamos entre nosotras, entre los procesos de reflexión, de apoyo cuando no sabemos o no podemos. Y que acompañamos a otras, aunque no estemos a lado suyo. El respeto de su decisión sobre qué, cuándo, cómo y dónde; el cuidado de su cuerpa y mente; y la presencia, todas esas son prácticas de amor cercanas al acompañamiento de aborto.