Podría decir, en resumen, que mi motivación son mis compañeras, es la grupa.
En ese espacio aprendíamos (¿aprendemos?) juntas, nos sanábamos las unas a las otras, la una con la otra. Y nuestra grupa era, a su vez, sostenida por otras y así crecía una red con una trama hermosa, compleja, elástica y resistente, hasta entonces ignorada por mí.
Me sorprendió ser cuidada por otras. Ahora entiendo qué es una reciprocidad de cuidados. Fue a profundizar y vivenciar en el cuerpo y el afecto al feminismo. Ser cuidada, algo que me parecía un tanto pasivo, era en realidad una fuerza potencial muy fuerte, valiosísima, transformadora, que me impulsa a retribuir, a continuar y a contagiar a otras para seguir desobedeciendo desde el amor. Hacernos piecito la una a la otra, sosteniéndonos, pero a la vez impulsándonos para cruzar las barreras que nos atraviesan. Despertar a una nueva forma de vivir y relacionarse con otras.
