He estado pensando en una experiencia significativa, pero usualmente me cuesta escoger una opción entre muchas, en particular si es algo que me ha dejado aprendizajes. Aunque hay ciertos puntos similares en las experiencias de acompañamiento, cada una es única. Las emociones que me despiertan son variadas, a veces contradictorias. Algunas de esas emociones van desde el miedo, la angustia, la indignación, la rabia, pasan por la incertidumbre hasta la alegría compartida, la tranquilidad, el respeto, la admiración. Acompañar es transformarse con otras. Aprender a reconocer, atender y legitimar esas emociones en las otras y en una misma es un acto de transformación potente.
Creo que algo significativo que ha sido transversal en mis experiencias de acompañamiento son los abrazos. Los abrazos suavizan los miedos y la incertidumbre. Los abrazos acompañan la alegría, las certezas o dudas de las decisiones tomadas. Los abrazos acompañan en el silencio. Los abrazos contienen. Los abrazos sostienen. He sentido lo esencial que puede ser un abrazo en determinado momento. Si por alguna razón abrazar no es posible, he aprendido en la práctica lo que significa e implica acuerpar, poner el cuerpo. Estar presente. Ver y sentir hojas es una experiencia que me remonta a los abrazos. Una experiencia que en sí misma me abraza.
