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Regálate un aborto

A continuación se presenta la transcripción de la editora:

Sobre el ejercicio 4, sobre si acompañar es un arte y que acompañar es una práctica de amor, ¿qué opino?

Me quedo con el “acompañar es una práctica de amor” y, por eso, compartí dos fotos que en el fondo son la misma imagen, que es un escrito que está en una pandereta, en una avenida importante de Temuco, que dice “regálate un aborto” y tiene un corazón. 

Ese rayado lo hice yo hace como cuatro o tres años y no lo han borrado todavía. Finalmente, tiene que ver mucho con ese sentimiento de que acompañar o abortar son prácticas de autonomía, entonces, para tener autonomía hay que tener amor, hay que tener amor propio, hay que tener voluntad. Y finalmente acompañar también es una práctica de cariño, conmigo misma, con la otra compañera, de empatizar. A mí me llama una cosa como vivida. 

Tuve una linda oportunidad en la vida de tener un aborto espontáneo cuando tenía 17 años y fui tan feliz, fui tan feliz que en el fondo me gusta regalar esa dicha de que una puede doblarle la mano al destino y que, si una no quiere maternar, tiene el derecho de no maternar, y sentir esa satisfacción de poder resolverlo es muy gratificante. 

Entonces una experiencia de amor, de apañe, de decirle a tu amiga “si se puede”, decirle a esa mujer “hermana se pueden dar vuelta las cosas”. Y una experiencia amorosa es una experiencia de vincularse, del secreto muchas veces, en donde nadie más sabe que lo resolvió y que tú la apañaste. Es algo muy rico que se da. 

Y por eso puse esa imagen de como “amiga regálate un aborto”, porque se puede acceder y finalmente es un regalo para una misma, es algo para… para una misma. Y si esa mujer está en una situación compleja, por qué no hacerle sentir esa satisfacción de resolverlo. 

Yo lo viví y me gusta regalar y compartir esa experiencia de la satisfacción de resolverlo, de sacarse ese peso de encima.