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Abortar como cocinar

A continuación se presenta la transcripción de la editora:

Me rehúso a pensar que tiene que ser acompañar una cosa o la otra. Y desde ese rehusarme a pensar que acompañar tiene que ser una cosa o la otra, es que encaré la respuesta, la cuarta respuesta o el cuarto ejercicio para responder. 

Lo primero que me aparece es que acompañar no es un arte, porque el arte tiene un fin estético, y la verdad es que la universidad me ha formado para una concepción sobre la estética y sobre lo estético que no sé si le cuadra a acompañar a abortos. Pero tampoco creo que acompañar abortos sea, sencillamente, un acto de amor, porque no sé si el acto de amor es un procedimiento, o si el acto de amor es una consecución de pasos. 

Entonces, pensé que acompañar abortos es como cocinar, como la cocina, como el arte culinario. Tiene procedimientos, tiene pasos, tiene ingredientes y tiene un fin estético en términos de lo sensorial, lo sensible, los sentidos, igual que los abortos. Y también pensé que cocinar es un acto de amor. Y también comprendí que cocinar es la tarea, de las tareas domésticas, más parecidas a la de acompañar abortos porque es arte y porque es un acto de amor y porque insisto, me rehúso a pensar, que tiene que ser una cosa o la otra. 

Quizás sea muy… Corea del centro la no definición. Quizás sea pereza…. No, no, definitivamente no es pereza. 

Abortar como cocinar. Abortar como hacer arte. Abortar como un acto de amor propio, profundo. 

Todo eso pensé y enganchada con la idea del librito de poesía, generé un librito que pretende ser de cocina, pero que tiene sólo una receta. Un librito que pretende ser de ingredientes, pero habla poco de ingredientes. Básicamente habla sobre abortos acompañados, sobre abortos in situ, que son los abortos que me encantan. Y ahí va, un librito más.