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Ver a través

¿Qué cosas que no formaban parte de tu vida se han sumado desde que eres acompañante? 

Desobediencia. Reuniones. Lecturas. Viajes. Organicidad. Debates. Charlas con desconocides que confían sin conocernos. Escuchas. Un sinnúmero de chats, audios, fotos. Lucha. Gozo. Autonomía. Afectos. Saberes construidos con paciencia y minuciosidad colectiva. Compromisos. Insomnio. Entusiasmos. Feminismo. La conciencia de que no podemos todo. La certeza de que no tenemos límites.

Pensé mucho en cómo responder a esta pregunta. Todavía no encuentro la manera de abarcar adecuadamente todo lo que se ha sumado a mi vida desde que soy acompañante. No puedo sintetizarlo en una imagen o una palabra, porque hay una cantidad enorme y heterogénea de cosas que cabrían en esa respuesta, y todas son ciertas. Algunas son chiquitas, cotidianas, concretas. Cómo hornear unas galletitas para llevar al taller el martes y compartir con mi dupla y con un grupo de personas que no conozco.
Otras son inmensas e intangibles, como la experiencia de que el tiempo lineal-cuantitativo y las preocupaciones cotidianas (las más banales y las más terribles) pueden suspenderse y desaparecer durante el tiempo-otro que dura el taller. Otras son colectivas y existenciales: saber que nunca más solas, que hay una manada que nos abraza y nos reúne en la convicción política, en los ideales vitales y en el gozo de sabernos y encontrarnos. Digo manada. No familia, no grupo de amigues, no agrupación de colegas, sino propiamente una manada en la que nos encontramos como comunidad y nos enredamos con un compromiso que no excluye el afecto y el disfrute.
Otras son profundamente personales, como germinar un coraje que no sabía que podía cultivar, aprender a pensar(me) con y en otres.

Ser acompañante me aportó certezas.

¿Qué cosas han dejado de estar en tu vida a partir de que eres acompañante? ¿Hay algo de lo que haya cambiado que eches de menos en tu vida?

Intento pensar en qué dejó de estar en mi vida desde que soy acompañante. En mi vida el socorrismo fue la respuesta a una inquietud profunda que no encontraba dónde canalizar. No echo de menos nada de mi vida antes de ser acompañante.

Vuelvo a la resolución visual de la pregunta. No siempre una imagen vale más que mil palabras. Pero sí hay recursos visuales que desafían a la sucesión lineal del habla y que nos acercan a la posibilidad de significar lo que Silvia Rivera Cusicanqui denomina «la superficie sintagmática del presente», esta simultaneidad del ahora en la que convergen, coexisten, se superponen y se yuxtaponen múltiples horizontes de sentido.
A mí me convocan especialmente las estéticas que habitan lo simultáneo. Entonces elegí responder con una imagen que son múltiples imágenes superpuestas, tomando a Phillipe Dubois y su denominación de «encadenamiento vertical», el efecto de palimpsesto donde sedimentan capas de sentidos que a la vez se recubren y dejan “ver a través».