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Mutaron algunas prioridades

El Lesbofeminismo y el separatismo. 

He logrado incluir en mi cotidiano, en lo laboral, y también en ámbitos de  convivencia esta estrategia. Sin embargo, al mirar hacia atrás, logro identificar y darme cuenta de que sin saberlo ni ponerle un nombre determinado, ya me hacía mucho sentido el separatismo y el Lesbofeminismo. 

Ser música (trompetista, mujer y lesbiana camiona) en Chile en el año 2000 aproximadamente ya era bastante difícil. Y desde ese tiempo, yo accedía por ejemplo a hacer clases gratuitas a todas las mujeres interesadas en aprender, porque no querían estudiar con un hombre (cosa que continúo haciendo).

La gran diferencia es que cuando comencé a activar en la red, fue cosa de tiempo para comenzar a tomar decisiones más significativas en cuanto a mis círculos de confianza y lugares seguros. 

Gradualmente comencé a tocar y hacer música mayoritariamente con mujeres, corté lazos profesionales y amistosos con personajes que han ejercido cualquier tipo de violencia contra nosotras, o que manifiestan sin vergüenza lo que son. Hijos del patriarcado. Y eso lo siento como un crecimiento evolutivo maravilloso. Literal, me saqué la venda de los ojos. Porque soy testigo de que sí podemos crear, confiar en nuestros talentos y aptitudes, y jugárnosla por hacer valer nuestro lugar en la música.

Y sin pensarlo, me dí cuenta de que el lesbofeminismo está en todas partes, lo respiramos, lo vivimos, lo soplamos, lo tocamos. 

Ha sido hermoso que dos de las cosas que me mueven en esta vida, estén completamente relacionadas.  Ser música y ser acompañante. 

¿Qué cosas han dejado de estar en tu vida a partir de que eres acompañante?

No quiero decir que hay cosas que han dejado de estar, más bien explicar que mutaron algunas prioridades. El ser acompañante es dejar de ponerte en primer lugar a tí misma. Estar siempre disponible para las mujeres y niñas que acompañamos. Cambiar tus planes para contener a otra mujer. Por lo tanto, podría decir que he dejado de tener más tiempo para mí. 

Estamos trabajando en el autocuidado gradualmente porque es parte también de entender nuestro posicionamiento político.

Porque si no podemos cuidarnos a nosotras mismas, ¿cómo podemos cuidar de otras?

¿Hay algo de lo que haya cambiado que eches de menos en tu vida?  

Creo y siento que el ser activista por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en cualquier parte del mundo, pero por sobre todo Latinoamérica, es un factor de estrés y de constante estado de alerta. Y eso es bastante agotador. No tenemos vidas comunes y corrientes. Y sin lugar a dudas el mundo y este sistema capitalista en el que estamos inmersas, es lo suficientemente estresante y violento por sí sólo. Por lo tanto, si tuviera que decir qué es lo que extraño, es no tener que agregar más preocupaciones a mi vida, no tener que sentir ese miedito que está presente siempre. Que en cualquier momento, cualquier día, yo o una de mis compañeras, pueda ser dañada y castigada.