Lo que me motiva a ser acompañante es el amor, un amor que va más allá de una cuestión romántica, que busca generar un sentimiento puro y sororo entre mujeres, eliminando la idea instaurada por el patriarcado que nos dice «entre mujeres somos enemigas y competencia».
Con este sentimiento tan lindo y fuerte, busco efectuar una contención emocional a las acompañadas, para que no se sientan solas en este proceso. Es muy distinto hacerlo sola que acompañada.
En relación a lo anterior, he sanado heridas propias que ha dejado el patriarcado en mi cuerpa, donde viví un proceso aislada, en manos de vendedores ilegales y sin ninguna indicación o información al respecto, por ello trato de proporcionar tranquilidad y cariño en todo momento. Lo que más busco es que ninguna mujer se vuelva a sentir sola o angustiada y lo siento no sólo como una motivación sino como un deber, el deber de ayudar a toda mujer que quiera decidir sobre su cuerpo, porque la maternidad tiene que ser deseada.
Acompaño con un amor auténtico y especial. Cada proceso es diferente y de cada uno saco diversas facetas, pero sé que este esfuerzo emocional que realizo al contener valdrá la pena, porque tengo certeza de que este proceso trae tranquilidad y felicidad a una mujer.
Este poema de mi autoría plasma mi sentir al acompañar, desahogando años de activismo acallado, refleja la contención antes mencionada resaltando la importancia de la compañía y contención ejercida por cada acompañante en los procesos. Pese a estar en la clandestinidad seguiremos resistiendo hasta que el aborto sea libre, seguro y gratuito en nuestro país.