Silvina recordaba apenas los informes en los noticieros, las charlas en la oficina; él la había quemado durante una pelea. Igual que a la chica del subte, le había vaciado una botella de alcohol sobre el cuerpo –ella estaba en la cama– y, después, había echado un fósforo encendido sobre el cuerpo desnudo. La dejó arder unos minutos y la cubrió con la colcha. Después llamó a la ambulancia. Dijo, como el marido de la chica del subte, que había sido ella.
Por eso, cuando de verdad las mujeres empezaron a quemarse, nadie les creyó, pensaba Silvina mientras esperaba el colectivo –no usaba su propio auto cuando visitaba a su madre: la podían seguir–. Creían que estaban protegiendo a sus hombres, que todavía les tenían miedo, que estaban shockeadas y no podían decir la verdad; costó mucho concebir las hogueras”.
Mariana Enríquez (2016)*.
Referencias bibiliográficas
Enríquez, Mariana (2016). “Las cosas que perdimos en el fuego”. En Las cosas que perdimos en el fuego. Barcelona, Anagrama. Pps. 185 a 197.
* Nota de la editora: la activista reproduce el cuento “Las cosas que perdimos en el fuego”, de Mariana Enríquez (2016), a modo de respuesta. El extracto es una selección realizada a partir de un criterio editorial debido a que no es posible reproducir la totalidad del cuento por estar sujeto a derechos de autor.