Juntas para salvarnos
Socorro es una palabra que se me aparece cada vez más: porque la digo, porque me la dicen otrxs, porque algunas amigas me han llamado para pedirme un socorro, porque en este último tiempo estoy empezando a hacer socorros. Para ser sincera, me ronda como en una especie de constelación desde hace años, aunque en este tiempo empiezo a ponerle otro ritmo, otra música, otros sentidos, otra existencia en mi propia existencia.
Fui al diccionario a buscar una definición.
Socorro –nombre masculino- tiene como una de sus acepciones:
1. Ayuda que se presta en una situación de peligro o necesidad.
«pedir socorro; prestar socorro; al oír sus gritos, acudieron en su socorro», sinónimos: auxilio.
Releo: situación de peligro. ¿Será que las mujeres que acuden a nosotras, las feministas socorristas, están en situación de peligro? O mejor, ¿será que se sienten en situación de peligro? No estoy segura, no me animo a aventurar una respuesta por ellas, además es posible que no haya una única respuesta. ¿El peligro es el embarazo no buscado, el embarazo no esperado, el embarazo que será abortado?
Releo: necesidad. ¿Será que las mujeres que acuden a nosotras, las feministas socorristas, necesitan un aborto? ¿Necesitan un aborto o necesitan no ser madres? Me animo a una respuesta, a partir de mis primeras escuchas en los socorros: tienen la necesidad de no ser madres, me animo a decir que mi respuesta es rotunda y con mayúsculas: necesitan no ser madres (no en ese momento de sus vidas, no ante ese embarazo) y entonces, claro, necesitan abortar.
Peligro y necesidad. Dos sustantivos que rodean a la definición del diccionario y que mucho no me alcanzan para pensar los términos del socorro y del aborto.
De lo que sí estoy segura es que si esa mujer se siente en peligro, el peligro se esfuma cuando acuden a procesos de aborto con medicación, cuando nos encuentran a las socorristas y a todas aquellas personas que dan información segura sobre usos de medicamentos para abortar. De lo que sí estoy segura es que no hay peligro en el proceso de aborto con pastillas, ni luego de este proceso.
Porque como menciona Gloria, una socorrida de 21 años con 16 semanas de embarazo: “es esto o nada”. ¿Es abortar o nada? ¿Es no ser madre o nada? ¿Es decidir no parir o nada? ¿Podría leerse entre líneas que esa “nada” implica algo de vida o muerte? ¿Esa nada es más bien un querer y un no querer? Puede que sea más simple que estas preguntas que me rondan, puede que esa ‘nada’ sea una expresión del “nada ni nadie puede obligarme a parir”.
Porque no quiere. Porque no lo desea. Porque tiene muchos hijxs. Porque no desea ser madre ahora. Porque no quiere tener un hijo con esa persona. Porque tiene otros proyectos de vida. Porque no puede afrontarlo económicamente. Porque es el producto de una violación. Por el motivo que sea, “Nada, no quiere tenerlo. Nada, va a abortarlo”.
Y es ahí donde las feministas socorristas aparecemos en escena, para brindarle información, para mostrarle que se puede abortar de forma segura y en casa, para extenderles las manos y hacerles saber y sentir que no están solas. Para, como escriben en mensajes al face algunas socorridas: salvarles la vida. Me quedo un poco perpleja y me dejo interrogar sobre los significados que se van reconstruyendo al calor de la experiencia de acompañar a mujeres en sus abortos.
¿Salvarles la vida?
Leo ese mensaje en el face. Lo releo como releo la definición del diccionario. No dejo de sorprenderme sobre el valor inmenso e inmemorial de las mujeres que decidimos andar juntas por la vida. Juntas para activar, juntas para alegrarnos, juntas para hablar, juntas para acompañarnos, juntas para luchar, juntas para salvarnos.
Cambiaría la definición de socorro. Empezaría por pintarla en todos los diccionarios. La pintaría de color rosa fuerte.
Socorro –práctica femenina y feminista- tiene como una de sus acepciones principales:
Ayuda que se prestan entre mujeres que tienen la necesidad y el derecho de decidir sobre su cuerpo.
Sinónimos: dejo este espacio abierto a seguir pensando a partir de la práctica socorrista que seguiré andando, con otrxs.
29 de julio de 2016
NOTA: Decidí subir este texto, como respuesta a esa primera pregunta porque resume muy bien lo que siento al ser socorrista. Han pasado un poco más de 6 años desde que lo escribí y sigo sintiendo que el socorrismo es también para mí un modo de salvarme.
Muchas veces me encontré pensando, que respondería si me preguntaran ¿Qué te motiva a ser socorrista? Y siempre mi respuesta estuvo ligada al PODER DE DECIDIR. Deseo que todas las mujeres y personas con capacidad de gestar puedan DECIDIR. DECIDIR qué vida vivir. DECIDIR sobre sus propios cuerpos. DECIDIR romper mandatos. DECIDIR NOS DA LIBERTAD. Y si hoy tuviera que agregar un sinónimo a la palabra socorrista, sin dudas pensaría en estas dos: DECIDIR en LIBERTAD.